¿Qué es el método pilates?
Esta definición nos aproxima a la concepción de práctica global con la cual nace el Método Pilates y que continúa hasta hoy en día.
En efecto, el método Pilates propone otra forma de trabajar la fuerza corporal y la resistencia, diferente a las actividades físicas que centralizan sus esfuerzos en la repetición puntual de cargas, como manera de educar el cuerpo y la mente.
En su concepción intervienen técnicas procedentes de muy diversas prácticas, tales como el yoga, el fitness, el ballet, la gimnasia correctiva, la fisioterapia, etc. Por ello es una práctica global e integral que somete todos los movimientos del cuerpo a la supervisión de la mente.
La práctica del método Pilates sigue séis principios básicos:
– La centralización: fortalecimiento del centro de poder o centro de energía es el factor básico. La zona abdominal y lumbar habilita al cuerpo a moverse libre y equilibradamente, suprimiendo los movimientos perjudiciales. Todos los movimientos del cuerpo tienen su inicio y se sostienen desde el centro, clave fundamental de un cuerpo equilibrado.
– Concentración: habilidad para mantener la atención en cada movimiento que hacemos. Es fundamental concentrarse en los músculos que movemos en cada ejercicio.
– Control mental: la mente como elemento indivisible del cuerpo. Es el principio de todos los movimientos y la voluntad de ejecutarlos.
– Precisión: movimientos lentos, conscientes y coordinados. La precisión es una consecuencia del control mental y de la concentración. En efecto, cada movimiento ha de hacerse de forma correcta y más vale menor cantidad de movimientos que la ejecución masiva y descontrolada de los mismos.
– Fluidez de movimiento: toda la energía debe fluir; la mente y el cuerpo deben funcionar en perfecta armonía, sin interrupciones ni brusquedad.
– Respiración: todos los movimientos han de estar coordinados con la respiración por lo cual ella cumple un papel muy importante en la práctica del método Pilates. Esta tiene su origen en los músculos del centro de poder por lo cual se ve que todo es una globalidad, que todo ha de fluir.
Los resultados de una práctica eficaz son muy significativos: mayor capacidad pulmonar y mejor circulación sanguínea son los primeros fines perseguidos, los cuales después se traducen en fuerza, flexibilidad, coordinación mental y buena postura.
Estos principios persiguen un fin último: la completa armonía de cuerpo y mente, la fusión total. Por eso el método Pilates se nutre de las tradiciones oriental y occidental a la hora de afrontar la búsqueda de la ansiada armonía.
Asimismo las tradiciones orientales ponen su énfasis en la plenitud del individuo, la calma, la flexibilidad y los estiramientos mientras que las tradiciones occidentales ponen especial interés en el movimiento, el tono muscular, la fuerza y la resistencia. Joseph Pilates supo unir mediante la creación de más de 500 ejercicios lo mejor de las dos tradiciones y hasta hoy nos han llegado sus enseñanzas.